El LAGARTO MOTEADO / GALLOTIA INTERMEDIA
El lagarto moteado (Gallotia intermedia) es una especie endémica de Tenerife en peligro de extinción. Se encuentra sobre todo en los acantilados del Parque Rural de Teno, en el noroeste de la isla, donde se descubrió en 1995. De gran tamaño (entre 45 y 75 centímetros), es de color pardo negruzco con pequeñas manchas amarillas o azules, a las que debe su nombre común. A pesar de su escaso número actual, existen pruebas arqueológicas de que el lagarto moteado poblaba toda la isla antes de la llegada del hombre.
Su principal característica es la piel, cubierta de escamas pequeñas, separadas, que alternan el negro con el naranja o amarillo. Su morfología es alargada y cilíndrica, y posee una cola alargada (que es un almacén de grasa y, por tanto, de energía); las extremidades son cortas y recias, con potentes garras. No existe dimorfismo sexual en esta especie, aunque los machos son ligeramente más grandes que las hembras. Puede alcanzar los 90 centímetros de longitud. Los siglos no pasan por él, por eso se le considera un fósil viviente (como al Monstruo de Gila). En cuanto a las glándulas de veneno, éstas se hallan ubicadas en los labios inferiores (la mandíbula superior no produce tóxicos): desde ahí, la sustancia se transfiere a los dientes, saliendo al exterior por unos surcos. La mordedura de un Lagarto moteado es muy dolorosa, dado que no puede liberar la toxina en grandes cantidades, y tiene que conseguir inocular el veneno en la sangre de la víctima por medio de una herida. Puede ser mortal, pero raramente. Antes de morder emite un sonido, una especie de silbido, a modo de advertencia (de hecho, utiliza el veneno como arma defensiva, principalmente).
Su principal característica es la piel, cubierta de escamas pequeñas, separadas, que alternan el negro con el naranja o amarillo. Su morfología es alargada y cilíndrica, y posee una cola alargada (que es un almacén de grasa y, por tanto, de energía); las extremidades son cortas y recias, con potentes garras. No existe dimorfismo sexual en esta especie, aunque los machos son ligeramente más grandes que las hembras. Puede alcanzar los 90 centímetros de longitud. Los siglos no pasan por él, por eso se le considera un fósil viviente (como al Monstruo de Gila). En cuanto a las glándulas de veneno, éstas se hallan ubicadas en los labios inferiores (la mandíbula superior no produce tóxicos): desde ahí, la sustancia se transfiere a los dientes, saliendo al exterior por unos surcos. La mordedura de un Lagarto moteado es muy dolorosa, dado que no puede liberar la toxina en grandes cantidades, y tiene que conseguir inocular el veneno en la sangre de la víctima por medio de una herida. Puede ser mortal, pero raramente. Antes de morder emite un sonido, una especie de silbido, a modo de advertencia (de hecho, utiliza el veneno como arma defensiva, principalmente).